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sorprendida

La vida es como el Tetris

La vida es como el Tetris

La vida es como el Tetris. He llegado a esta conclusión después de reflexionar muchísimo. Bueno, no tanto. El caso es que nos pasamos la vida esperando el palito largo y cuando llega el cuadrado y no tenemos más remedio que ponerlo en el hueco reservado para el palito, nos agobiamos y nos cabreamos porque eso no es lo teníamos pensado, y en lugar, de completar cuatro líneas, completamos tan sólo dos. Y la vida es igual, pensamos que sólo hay una posibilidad para nosotros y sin embargo, cuando las circunstancias cambian y llega otra cosa al final nos las arreglamos para seguir adelante.

Hace mucho tiempo que guardo algo dentro de mi y que nadie más sabe. Es algo muy personal pero hoy quiero decirlo en voz alta y publicarlo. Antes del verano, en una ocasión muy especial en mi pueblo, pedí a la Patrona por mi novio. Le pedí que conservara su trabajo y que le fuera muy bien todo. Le dije, que el año que viene por estas fechas, sería ya mi marido y le pedí que me ayudara a comprenderlo y cuidarlo, respetarlo y tratarlo con cariño.

En menos de seis días obtuve una respuesta, un cuadrado en lugar del palito. Mi novio me hizo una jugarreta y ya no había vuelta atrás. Ya no sería mi marido. Desde entonces y durante más dos largos meses mostró su parte más cruel contra mí y mi familia en todos los ámbitos posibles: con mi familia, con mis amigos, en mi trabajo. Eso sí, siempre llorando, dando pena y amenazando con suicidarse. Recogió el dinero y nunca más se supo.

Desde entonces he tenido momentos dulces y momentos muy amargos. Me he sentido verdaderamente sola y aunque de vez en cuando he tenido un gran subidón, la tónica general ha sido bastante negativa. Lo que más me ha dolido ha sido el comportamiento de mis amigos. Alguno de ellos había sido amigo mío desde mi infancia, y aunque si bien es cierto que no todos me han dejado completamente de lado, mantengo mi postura de que no se puede estar con la víctima y el verdugo, y que hay que tener muy claro quién es quién. Y es mantener esta postura, lo que me hace a mi misma apartarme de ellos. Pero es que por mucho que lo intento, no puedo volver a estar con ellos, es superior a mis fuerzas y lo noto físicamente. Ayer quedó probado que es una etapa cerrada.

 Todo esto, para decir que ayer volví a confiar mis anhelos a la Patrona. Le pedí, entre otras cosas más profundas y que aquí no voy a reproducir, fuerza para que me centre en lo que me tengo que centrar, para dejar de mirar tanto mi ombligo. Le pedí que me ayudara a pensar un poco más en aquellos que han seguido junto a mí y que me ayude a perdonar, a aquellos que se han apartado. Bueno, en realidad a dejar de pensar en ellos con esa impotencia, porque no soy quién para juzgar, para decir que lo han hecho mal aunque yo así lo sienta. Le pedí que me permitiera soltar lastre, dejarles marchar de mi vida, y borrar de mi memoria mis horas más bajas.

 También le pedí que me ayudara a seguir adelante. Que al igual que en julio paró algo que parecía definitivo, que ahora me muestre la luz en el camino. Y sorprendentemente, esta mañana me he levantado más aliviada, con la confianza plena de que todo se va arreglar y que muy pronto me voy a sentir mucho mejor, gracias a la intervención de mi Patrona, que siempre está ahí, encontrando el remedio justo para mi vida y ayudándome a organizar mi particular puzzle para que al final todo encaje. Gracias, Madre.

2 comentarios

sorprendida -

Cuánta razón tienes, Mimi. Más vale jugar con las cartas boca arriba. Yo no habría podido expresarlo mejor, muchas gracias.

Por cierto, lo del verde es porque lo he copiado desde word!!! Como puedes ver, cada vez escribo con un tamaño, tipo y color de fuente distinto, soy un desastre!!!

Mimi -

Wapa... ya he visto que falta el color verde esperanza en la letra... supongo que para escribir de tu Patrona has preferido el negro... Aun asi me ha parecido una entrada positiva. Tienes la suerte de saber que, aunque a veces sea duro, los cambios han sido para mejor. Es una gran suerte jugar con las cartas boca arriba y saber que te has librado de alguien que no te merecía y de quienes no iban a saber apoyarte cuando lo necesitaras. Seguro que ahora tienes más tiempo para dedicárselo a quien de verdad te vaya a hacer feliz y vaya a apoyarte. Más vale darse cuenta tarde que nunca...
Un beso enorme, y mucho ánimo,
Mimi